Queriendo tocar el cielo...

...Hace unos meses Abraham cantaba I surrender, y muchos de cuantos lo hemos escuchado nos confesábamos no poder dejar de pasar ese video una y otra vez... Ahora nos regaló I have nothing, seguimos viendo la pasión con la que canta, y es notable también el esfuerzo y la dedicación... Gracias a Dios podemos decir que muchas de las interpretaciones de Abraham parecen "elevarnos"...

Suelo ir a youtube para leer los comentarios que la gente va dejando en estos videos ... es que de alguna manera quiero convencerme que esto que experimento no es algo excesivamente personal, y gracias a Dios me doy cuenta que es compartido por muchos, por no decir casi todos... ¡Cómo me gusta encontrar que la gente, sumida en la admiración, le pide que no deje de cantar y que nunca pierda la humildad!... Sí... porque sólo los grandes pueden tocar el cielo con las manos teniendo los pies bien en la tierra... y la humildad es el rostro de aquellos que tienen los pies en la tierra... los que vuelan muy alto pero que siempre miran desde abajo, y entonces tienen la mirada más completa... Tengo la gracia de conocer los sentimientos que habitan el corazón de Abraham, y estoy cada vez más convencido que son justamente ellos, esos sentimientos, esos valores, los que se expresan en cada nota que sale de sus cuerdas... en cada palabra que toma vida en su voz... "eso" es lo que le permite "tocar" nuestras fibras más hondas... esa es la llave que le permite entrar a nuestro sagrario interior... allí donde ni siquira la maldad tiene entrada... donde sigue custodiada celosamente nuestra inocencia... Él llega hasta ahí como queriendo convencernos de que es posible ser buenos... es posible mirar con inocencia... con generosidad... Todo lo que canta Abraham parece decirnos, de mil modos distintos, EL AMOR ES POSIBLE... y no podemos dejar que nos convenzan que se trata de una especie en extinción...
Ojalá el "arte" de Abraham nos ayude a recuperar lo que nos van robando sin darnos cuenta... La sociedad de consumo en la que vivimos ha rebajado la experiencia más noble que puede tener el ser humano, sellada por el valor incalculable de la gratuidad, transformándola en mercancía de un intercambio mezquino, egoísta... La inocencia, la frescura, la transparencia de Abraham puede parecer ingenuidad, sin embargo estoy convencido de que es un chico desbordado de amor... amor que ha recibido en el seno de su familia y que ahora sigue recibiendo de tantos y tantas que les hacen llegar lo que viven escuchándolo... amor del más genuino... del que necesitamos...
Les dejamos este último trabajo de Abraham... exquisito... pa disfrutarlo... Dios los bendiga