Queridos/as hermanos/as, hoy quiero compartirles el por qué de esta casi “predicación” a tiempo y destiempo de Abraham… Para algunos, para quienes no comparten una mirada de fe, Abraham es un prodigio de la naturaleza, para otros, que decimos creer, es más bien regalo del Padre y un mensaje… A mí personalmente desde el primer momento me transmitió y suscitó en mí “la inocencia”… ayer en la primera oración de la Eucaristía rezábamos: “Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la perdieron…” y hace un rato le escribía a Abraham lo que para mí significa “inocencia”, ahora lo comparto con ustedes: “la inocencia, hermano, es impresionantemente importante… no es un adorno de la niñez… es lo que nos permite mirar el mundo con transparencia… la inocencia le permitía a nuestros primeros padres pasearse con Dios, hablar con él cara a cara… porque la inocencia es uno de los nombres propios de la pureza de corazón… y son los puros de corazón los que “pueden” ver a Dios… y como este mundo está preñado de Dios, y Dios es Bondad… los puros de corazón pueden ver la Bondad habitando en todo y en todos, y vivir desde esa Bondad… es maravilloso, hermano… porque vivir desde esa Bondad nos hace buenos… ¡Qué maravilla!... Creo profundamente que Dios hoy quiere devolvernos la inocencia por medio tuyo, y te agradezco la inocencia y la espontaneidad para ser instrumento del más grande de los Artistas: Dios…”
Por eso mi insistencia, no pretendo multiplicar el número de fans de Abraham, eso lo conseguirá su talento y no nos toca a nosotros preocuparnos de eso… yo simplemente deseo que seamos muchos los que dejándonos afectar por la riqueza de su persona -que supera ampliamente su capacidad artística-, para que su inocencia y ternura nos ayude a ser siempre más bueno…
Perdón por lo extenso del mensaje… Un abrazo fuerte y que Dios los bendiga…
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